Entrevista para membresía en pleno CC
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- Escrito por Jonathan D'Oleo Puig
Los decretos 654-11 y 571-09 que emitió el expresidente Leonel Fernández durante los últimos cuatro años de gestión son un freno al desarrollo turístico sostenible de Samaná. El primero declara como vía panorámica a toda la Autovía de Samaná desde su intersección con la Autopista Las Américas, siguiendo por el Boulevard Turístico del Atlántico (BTA) y terminando en el cruce El Limón en la carretera Nagua-Samaná, a apenas un kilómetro y medio de Santa Bárbara, el municipio cabecera de la provincia. El segundo decreto, en su artículo trigésimo primero, crea el refugio de vida silvestre Gran Estero que encierra un área de más de 150 kilómetros cuadrados. Esta va desde Punta El Subidero de Samaná, que está en el kilómetro 12 del BTA en dirección oeste-este, hasta el norte del Río Nagua en la provincia de María Trinidad Sánchez. Cabe señalar que gran parte de este refugio de vida silvestre se encuentra en el mar; específicamente en la Bahía Escocesa. Su incursión en tierra es más significativa desde la desembocadura del Caño Gran Estero hasta la intersección de la Carretera Juan Pablo II y la Autopista Nagua-Samaná. Esta incursión en tierra se extiende unos 11 kilómetros desde la costa hasta la mencionada intersección. A partir de ahí comienza lo que el decreto 571-09 denomina como la zona de amortiguamiento que tiene una anchura de 300 metros y una longitud de casi 27 kilómetros desde Punta El Subidero hasta el norte del Río Nagua.
La Iglesia llama al cristiano a aceptar la Biblia como la palabra de Dios en base a la fe. Sin embargo, existen otros criterios a partir de los cuales podemos apreciar la confiabilidad de las Santas Escrituras. ¿Cuáles son esos criterios? Prácticamente los mismos que se utilizan a la hora de evaluar el rigor de un trabajo académico o la veracidad del testimonio de un testigo. Entre ellos están la calidad y diversidad de las fuentes, la concurrencia de los distintos testimonios, el tiempo transcurrido entre el hecho y su documentación, y el cumplimiento de un vaticinio de acuerdo a lo que, en efecto, se vaticinó.
Toda creación tiene un creador. Eso es un hecho indudable y por todas partes observable. Si algo tiene un inicio y un diseño destinado para un fin específico, emana de una causa que operó de manera intencional para que se hiciera material. ¿O acaso una casa se construye a sí misma? Quizás en un cuento de fantasía, pero en la vida real surge a partir de la visión y la instrucción que los arquitectos e ingenieros plasman en los planos y comunican a los obreros en el campo de trabajo. Los obreros, por su parte, siguiendo las pautas del liderazgo, construyen la estructura residencial que una familia convertirá en su hogar. Lo mismo sucede con el automóvil, el teléfono, el televisor, la estufa y todo lo que se enchufa; se crea y opera según parámetros predeterminados por un originador.