Curiosamente muchas veces nuestras mejores ideas y oportunidades de negocios surgen en nuestras horas de ocio o de descanso. Esto se debe, en parte, a que es durante esas tajadas de tiempo que descargamos la mente y enriquecemos el corazón atreviéndonos a no simplemente pensar, sino a ir más allá y meditar sobre lo que pensamos y así considerar de manera integral el aspecto esencial y transcendental de la obra de nuestras manos.

Se dice que fue debajo de un árbol (no en su laboratorio) que a Isaac Newton se le prendió el bombillo. Una manzana cayó de aquel árbol en dirección de la cabeza del físico inglés mientras este pensaba sobre modos y maneras de explicar el comportamiento de los cuerpos en el universo. Al sentir el golpe de aquella manzana en su cabeza, Isaac Newton engranó las piezas sueltas del rompecabezas gravitacional que ocupaba su pensar. A partir de esa epifanía científica, el físico articuló lo que hoy conocemos como la ley de gravitación universal sobre la cual hemos podido desarrollar aeronaves y misiones espaciales.

Esto nos quiere decir que a veces para conectar las ideas tenemos que desconectarnos de las faenas aunque sea por breves intervalos de tiempo y espacio.

Para entender mejor la importancia del descanso y cómo utilizarlo consideremos la historia de los dos hombres que se dedicaban a la tala de árboles y utilizaban hachas idénticas en calidad y eficiencia. Un día ambos iniciaron su faena a las seis de la madrugada. Uno de ellos taló un árbol tras otro sin parar hasta las doce del mediodía y terminó talando un total de cuarenta árboles. El otro sujeto, por su parte, descansaba cada media hora por diez minutos y al final de la jornada al mediodía terminó talando un total de ochenta árboles de igual o mayor tamaño y espesor que los talados por su colega.

Lo que permitió que el segundo sujeto superara al primero en un cien por ciento no fue el descanso en sí, sino aquello que hacía durante sus períodos de descanso. ¿Y qué hacía? Afilar su hacha para mejorar la tala.

En una economía donde la urgencia y la preocupación son la orden del día es importante que aprendamos a descansar para nuestros emprendimientos optimizar. Esto, sin perder de vista que el descanso es constantemente cortejado por la cultura hedonística actual; cultura que nos ofrece opciones de entretenimiento profano y enriquecimiento ilícito las cuales si bien pueden hacernos sentir “feliz como una lombriz” a final de cuentas son fatales para la materia gris con argumentos que nos dejan viendo todo gris cultivando así un presente impuro y un futuro tenebrosamente oscuro.

Por lo tanto, así como actividad no equivale automáticamente a productividad, la cesación del trabajo no equivale necesariamente al descanso del tipo que sirve como remanso de paz, creatividad y oportunidad para revitalizar nuestras aptitudes físicas, mentales y espirituales para emprender la vida con mayores y mejores utilidades. Descansemos, pues, de manera efectiva empleando nuestro tiempo en aquello que nos afila y edifica . . . no sea que nuestra hacha se torne bota y la manzana de la idea se convierta en objeto de discordia.