A finales de los años noventa mientras muchos invertían en nuevas compañías en el área de la tecnología relacionada a internet, Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, se mantuvo al margen. Cuando le preguntaban por qué no invertía en lo que para ese entonces era el sector más lucrativo en los mercados de capitales, su respuesta era simple y honesta: “no invierto en lo que no entiendo”. En el momento en que miles de inversionistas engordaban su portafolio con jugosos retornos en la industria tecnológica, Warren Buffet fue objeto de críticas por parte de algunos analistas incluyendo accionistas de Berkshire Hathaway, el conglomerado multinacional de inversiones que, bajo su liderazgo, se ha convertido en la quinta compañía más grande del mundo.
Warren Buffet prefirió abandonar la oportunidad de hacer dinero rápido simplemente porque no se explicaba cómo las mencionadas compañías lograban cotizaciones tan importantes en el índice NASDAQ. Todos sabemos lo que sucedió años después en octubre del 2002 cuando el NASDAQ se desplomó llegando a cotizarse en 3,500 puntos después de haber sobrepasado los 5,000 en marzo del año 2000. Fue así que aquellos que criticaron a Buffet por su renuencia a invertir en tecnología, se vieron obligados a retractarse ante el estallido de lo que hoy se conoce como la burbuja puntocom.
¿Cómo aplica esto a la dinámica de emprendimiento? En un sin número de niveles comenzando por el motivacional ya que lo que debe motivar a un emprendedor no son las oportunidades en sí, sino su capacidad de internalizar, comprender y desarrollar tal o cual oportunidad sosteniblemente dentro del marco de una misión y visión pre-establecida. Para proceder de tal forma se requiere disciplina dado que las oportunidades están por doquier demandando nuestra energía todos los días de nuestras vidas. Por lo tanto, debemos discriminar entre ellas y perseguir solamente aquellas que podemos entender, monetizar y defender con inteligencia, integridad y pasión en cada estación del año haciendo el bien y no haciendo daño.
Así como existe una diferencia fundamental entre invertir y especular, no es lo mismo emprender que un sueño inverosímil vender. Emprender se trata de entretejer nuestro ser en la tela que hará material un diseño creado sobre la base de estándares, medidas, sistemas e ideas validadas científica y empíricamente; esto sin descartar aquello que transciende lo medible y observable por lo empírico y científico. En lo particular creo que lo que va más allá de la ciencia puede y debe jugar un rol central en nuestro desarrollo multidimensional. Mas, debemos tener en cuenta que para que lo imposible se materialice, primero tenemos que ser diligentes en hacer todo lo posible para que nuestra persona, familia y negocios se desarrollen de manera sostenible.