Un modelo de negocios concebido en Occidente puede que no prospere en Oriente. En lo que atañe al mundo empresarial es preciso actuar localmente y pensar globalmente. De ahí nace el término que es el título de esta columna.
Si bien a final de cuentas la gente es gente y el dinero, dinero, la diversidad idiosincrática a nivel nacional, regional y global es significativa e incide marcadamente en la forma de hacer negocios. Por ende el empresario inteligente diseña su estrategia contextualmente poniendo su dedo en el pulso de las necesidades manifiestas y latentes en el corazón de sus actuales y potenciales clientes.
Compañías multinacionales como Walmart estudian su mercado local para mejorar y rentabilizar su modelo de negocios. Con más de 11,000 tiendas en 27 países, Walmart opera bajo un total de 55 marcas. En el caso de la India opera bajo el nombre Best Price, en Japón lo hace con el nombre Seiyu y en Inglaterra funge bajo la marca Asda.
Pero esto es mucho más que una estrategia de diferenciación de tipo nominal. Es, de hecho, real y se manifiesta en la oferta de productos, la empleomanía y la cultura de cada establecimiento. Los Walmart de la Ciudad de Miami, FL, por ejemplo, tienen una sección rotulada “Comida Hispana” donde se pueden encontrar gran variedad de productos de nuestra región incluyendo habichuelas dominicanas y sazón ranchero. Asimismo cabe señalar que todos los empleados que allí laboran hablan Español y conocen los gustos, modos y maneras de la clientela hispana que predomina en esa localidad.
No obstante el carácter camaleónico de las multinacionales, su misión, visión y valores son los mismos independientemente de la realidad cultural en la cual operen. En lo que a Walmart respecta, su receta de éxito se construye sobre una cultura corporativa frugal que utiliza su mega infraestructura para ofertar productos a precios de descuento.
Entonces a la hora de hacer negocios créale a Julio Iglesias el cuento de que “aquí hay que bailarlo todo sin perder jamás el paso” tomado en cuenta también que “el que mucho abarca poco aprieta y todo se le suelta”. Dicho de otra forma, en los negocios sea flexible como el bambú y fuerte como el acero. Flexible en cuanto a la adaptación de sus nociones, gustos y preferencias, pero fuerte e inflexible en lo que tiene que ver con lo que lo hace único e irremplazable: sus valores, principios y propósito de vida.